Obesidad y genética

La obesidad se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud (1). Por ello, algunas de las principales preguntas que giran en torno a ella se refieren a si la obesidad es genética o hereditaria.

Entre los diferentes métodos existentes para medir y clasificar la obesidad, el índice de masa corporal (IMC) es el más utilizado. El IMC se calcula dividiendo el peso corporal en kilogramos por la altura en metros al cuadrado (kg/m2). Así, se establecen los distintos grados de obesidad que se reflejan en la siguiente tabla (2):

Grado 1IMC entre 30 y 35 kg/m²
Grado 2 (Obesidad severa) IMC entre 35 y 40 kg/m²
Grado 3 (Obesidad mórbida)IMC superior a 40 kg/m²

En adultos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) identifica como obesas a las personas con un IMC mayor o igual a 30 (1). La progresión al estado de obesidad conlleva un cambio en las características del tejido adiposo y el desarrollo de una inflamación crónica de bajo grado. Este estado se caracteriza por el aumento de los niveles de ácidos grasos libres en el sistema circulatorio, factores pro-inflamatorios y la activación e infiltración de células inmunitarias en los sitios de inflamación (3). Además, la obesidad suele ir acompañada de un perfil específico de dislipemia, que se define como una anomalía metabólica que provoca un aumento de las concentraciones circulantes de colesterol y triglicéridos en sangre, siendo uno de los principales factores de riesgo de desarrollar cardiopatía isquémica (4, 5).

La obesidad en cifras

Según los datos de la OMS, desde 1975 la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo. Por otro lado, según sus estimaciones más recientes, en 2016, más de 650 millones de adultos de 18 o más años tenían obesidad, lo que se correspondía con el 13% de la población mundial dentro de ese rango de edad.  

La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal, que es como se define al IMC por debajo de lo que se establece como saludable.

En cuanto a la obesidad infantil, en 2016, la OMS recoge que 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos. Ese mismo año había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad (1).

Como ejemplo ilustrativo del incremento de la obesidad en países desarrollados, mostramos un gráfico extraído de un estudio realizado en la población de Estados Unidos (Figura 1), donde, desde 1999-2000 hasta 2017-2018, la prevalencia de la obesidad aumentó del 30,5% al 42,4%, y la prevalencia de la obesidad grave aumentó del 4,7% al 9,2% (15). 

Obesidad y genética

Figura 1. Tendencias en la obesidad ajustada por edad y la prevalencia de la obesidad severa entre los adultos de 20 años o más: Estados Unidos, de 1999-2000 a 2017-2018. (15)

Riesgos asociados a la obesidad

Los pacientes con obesidad corren un gran riesgo de desarrollar una serie de afecciones que pueden afectar significativamente a su vida cotidiana, además de aumentar los riesgos de mortalidad (3), entre las que se encuentran las siguientes: 

  • Enfermedades cardiovasculares, como cardiopatía coronaria, insuficiencia cardíaca, hipertensión, ictus, fibrilación auricular y muerte súbita cardíaca (6).
  • Trastornos gastrointestinales, entre los que se incluyen enfermedad por reflujo gastroesofágico, dispepsia funcional, síndrome del intestino irritable, diverticulosis, enfermedad inflamatoria intestinal, pancreatitis y cáncer gastrointestinal. Además, la obesidad puede influir negativamente en la respuesta a un tratamiento específico frente a trastornos gastrointestinales (7).
  • Diabetes de tipo 2, especialmente cuando la obesidad se da en la infancia y la adolescencia, aumentando el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2 en jóvenes y adultos jóvenes (8).
  • Trastornos musculoesqueléticos. El impacto dependerá del grado de obesidad que se presente. El principal problema en este sentido recae en la carga que supone para el sistema musculoesquelético a lo largo del tiempo, traduciéndose principalmente en la deformación ósea y muscular, así como su debilitamiento (3). Entre las posibles afecciones derivadas, podemos encontrar osteoartritis, lumbalgia, osteoporosis y artritis reumatoide (9).
  • Problemas respiratorios, al provocar cambios en la mecánica de los pulmones y la pared torácica, cambios que a su vez causan asma y síntomas similares al asma, como disnea o sibilancias (10).
  • Problemas psicológicos. En concreto, existe una relación recíproca entre la depresión y la obesidad. La obesidad aumenta el riesgo de depresión y la depresión puede predecir el desarrollo de obesidad (11). Además, existen numerosas vías que conectan estrés y obesidad (12).
  • Cáncer. La obesidad es un factor de riesgo para varios tipos de cáncer, como el de mama, colon, endometrio, ovario, páncreas, hígado y cáncer gástrico. Los pacientes obesos con cáncer suelen tener un peor pronóstico, una menor respuesta a los tratamientos estándar y son más propensos a desarrollar una enfermedad metastásica que las personas con un peso normal (13).
  • COVID-19. Múltiples estudios científicos han observado que las personas con obesidad tienen un mayor riesgo de padecer COVID-19 severo y de morir por esta causa (14).

Causas

La obesidad es una enfermedad multifactorial, que puede estar causada por un desequilibrio energético, algunas afecciones médicas genéticas o endocrinas, o ciertos medicamentos. 

  • Un desequilibrio energético implica que la cantidad de calorías (energía) obtenida de alimentos y bebidas es diferente a la cantidad de calorías que el cuerpo utiliza. Cuando se ingieren más calorías de las que se utilizan, el cuerpo almacena grasa, lo que con el tiempo lleva al desarrollo de la obesidad (16).
  • En cuanto a la relación entre genética y obesidad, se ha comprobado que diversos síndromes de origen genético están asociados a desarrollar obesidad. Entre ellos podemos encontrar el síndrome de Prader-Willi y el síndrome de Bardet-Bield (17,18). 
  • Al respecto de los trastornos endocrinos, cabe destacar los siguientes: 
  • Hipotiroidismo, aunque una relación causal puede ser controvertida, ya que, si bien está claro que el hipotiroidismo se asocia con un aumento de peso, en los últimos años se han llevado a cabo estudios que indican que los cambios en la hormona estimulante del tiroides podrían ser secundarios a la obesidad (19).
  • Síndrome de Cushing’s, trastorno causado por un desequilibrio hormonal que se caracteriza fundamentalmente por un exceso de cortisol (16).
  • Algunos tumores, como el craneofaringioma, que pueden derivar en obesidad grave al desarrollarse cerca de partes del cerebro que controlan el hambre (16).
  • Y, por último, la obesidad puede estar causada por efectos colaterales a algunos medicamentos, como corticosteroides, antihipertensivos, antihiperglucémicos o antidepresivos (20).

Factores de riesgo

Los factores de riesgo asociados a la obesidad pueden ser no genéticos o ambientales, como la inactividad física, la edad, malos hábitos alimentarios o incluso la falta de sueño; y genéticos, principalmente dados por ciertas mutaciones genéticas que tienen lugar en genes relacionados con el metabolismo (21, 22). 

Cada vez es mayor el número de pruebas que relacionan las interacciones gen-ambiente con esta patología, confirmando así la relación genética-obesidad. Multitud de estudios han revelado una influencia de los factores genéticos de entre un 40 y un 70% en cambios en el IMC (23). Además, existen diversos estudios de intervención dietética que demuestran la relación entre la respuesta metabólica a dietas bajas en calorías y diversas variantes genéticas, especialmente las relacionadas con la obesidad, la diabetes de tipo 2, el metabolismo y las preferencias alimentarias. Los resultados obtenidos en estos estudios tienden a apoyar las intervenciones dietéticas de precisión teniendo en cuenta las predisposiciones genéticas de las personas. 

Prevención

La mayor parte de los casos de obesidad y las afecciones derivadas de la misma pueden prevenirse. Las recomendaciones de la OMS en este ámbito son las siguientes: limitar la ingesta energética procedente de grasa y azúcares; aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos; y realizar actividad física periódica (1). Más allá de estas recomendaciones, las medidas de prevención pueden variar en gran medida en función del grado de obesidad, predisposición y causas de la obesidad, especialmente aquellos casos cuya causa es genética.

zogen y obesidad

A la hora de llevar una dieta equilibrada, es de gran importancia tener en cuenta las particularidades de cada persona. La nutrigenética, definida como la disciplina que estudia la respuesta a la nutrición en función de cada genotipo, es fundamental para tener en cuenta estas particularidades. Con el test nutrigenético de zogen, es posible estudiar, para cada persona, la predisposición a perder peso, la mayor o menor efectividad de diversos tipos de dieta y otros factores relacionados con la alimentación, como las tendencias a la ingesta emocional, al picoteo o al consumo de dulces, entre otros muchos datos. 

Además, el deporte es el otro factor fundamental para prevenir y combatir la obesidad. Para poder sacar todo el partido a los entrenamientos, es necesario planificarlos con inteligencia, desde el conocimiento de nuestras capacidades y limitaciones. El test deportivo de zogen aporta información sobre los perfiles cardiovascular, metabólico y muscular o el riesgo a sufrir lesiones. Esta información, junto con el asesoramiento de un profesional, te puede ayudar a definir una rutina deportiva óptima. 

Bibliografía

  1. Obesidad y sobrepeso [Internet]. [cited 2022 Feb 17]. Available from: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight
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  8. Hales CM, Carroll MD, Fryar CD, Ogden CL. Prevalence of Obesity and Severe Obesity Among Adults: United States, 2017-2018 Key findings Data from the National Health and Nutrition Examination Survey. 2017 [cited 2022 Feb 21]; Available from: https://www.cdc.gov/nchs/products/index.htm.
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